Fotografias

Transición mediata de una juventud sin brillo,

Caminar sin pausa hacia el sin sentido,

Sobre acumulación de tareas en busca de uno mismo

Lúdico andar por momentos, de a ratos ostracismo.

Exaltación de virtudes que nunca condujeron a nada,

Amistades bien conservadas, que bancan la parada.

Común unión hecha fuego, alimentándome el alma

Rebelión ante todo, ¿rebelión ante nada?

Miserias ocultas, por muchísimo tiempo,

Fotografías de antaño, que hielan los huesos.

Caminar a su lado hace más dulce el abismo,

Caminar a su lado hace valer el camino.

De rojas etiquetas...

De rojas etiquetas que inspiran mis tardes,  de carrasperas “basilescas” que  me asaltan la garganta.

Un horizonte lejano puedo ver por mi ventana, que ni la mas cruda mole de cemento va a estropear este ocaso.

Puedo manchar un camino con mis pisadas intermitentes,  ¿puedo burlar al destino?, ¿Puedo tentar a la suerte?.

Puedo roer un hueso con el hambre de un caníbal, puedo dormir en un beso y despertar un nuevo día.

Tentaríamos al tiempo si este lo permitiera, si al menos nos dejara  un día de ventaja, en esta injusta carrera, si al menos nos mostrara un atajo para llegar a la meta, si al menos nos dejara envejecer sin que duela.

Gracias a la suave caricia del elixir del caminante, gracias por motivar a que escriba, y así seguir adelante.

Y así termina otro día de suaves rojas etiquetas.

Acaban de cobrar sentido

Colores inesperados, velocidades intermitentes,
pienso que describo lo que capta mi mente.
Sonidos interminables, momentos congelados,
 tiempo sin medida, alteración del espacio.
Rimas consonantes, adjetivos calificativos,
¿todo pierde coherencia, o todo toma sentido?
Canciones nunca escuchadas, que son mas que conocidas,
 culto de lo absurdo, teatralidad de la vida.
Risa hoy justificada, ayer quizás sin sentido,
miedo al paso del tiempo, reverencia a lo vivido.
Desde el lunes hasta el viernes, acaban de cobrar sentido,
desde marzo a diciembre, entra en sesión lo que es mio.
Egoismos naturales de una raza narcicista,
mecanismos demenciales, de un mentor equlibrista.
Desequlibrios necesarios para matar la rutina,
 mecanismos mercenarios de persianas con cortinas.

Esa extraña soledad

Vamos pateando hormigueros buscando un poco de calor, o ese plato de puchero que nos haga sonreír, o al menos por un rato estar mejor. O ese vino caliente que nos distraiga por un instante de la realidad delirante, del tiempo y del espacio.


Ya nos cansamos de caminar tanto con la gente del medio y nos aterra de solo pensarlo.

A veces nos conformamos con muy poco y de tanto en tanto nada nos llena ni conmueve, nada, nada en especial…

Amamos el ocio, al menos por sobre el negocio, no corremos desaforadamente detrás del metal.

Sentimos el mismo miedo todos los días y todas las noches, esa certeza que nos aterra y nos deja como leones lactantes que se han extraviado en la tenue oscuridad, a la merced de depredadores, ya lejos de su manada…

Es el miedo de animales, ese temor a ser normales, lo que nos hunde y deprime.

O quizás la gran inestabilidad que tenemos como raíz, por crecer en un país tan cambiánte, no seré ni el ultimo ni menos el primero, en sentir esa extraña soledad.

¿Que mas puedo decirte Buenos Aires?

¿Que mas puedo decirte Buenos Aires?, que mas que no hayas escuchado antes...

Si desde los versos del gran morocho del Abasto, hasta la humedad hecha café
Tus calles fueron retratadas, si se acordaron de vos hasta en las quejas, con nostalgia dijeron extrañarte en la distancia, cuando no te tenían en el día a día
Y se quedaron con vos hasta con toda tu porquería...

¿Que mas puedo decirte Buenos Aires?

Si sos el tango hecho ciudad, atrevida y elegante, con un paso distinguido que se asoma por tus calles.
¿Sos la Europa de las Américas? quién lo sabe, te dijeron tantas cosas Buenos Aires.
Sos el calor de los barrios, que con sus diferentes matices pintan tus cien caras.

Sos la ciudad del River-Boca, del doctor sin doctorado y del medico que juega a ser dios.
Sos el mas al sur de los rinconcitos que enamora al mas poeta de los poetas, al mas argento de los tanos
Al más ladrón de los ladrones y al más drogón de los atletas.

¿Que mas puedo decirte Buenos Aires?

Si ya dijeron tantas cosas...Si sos la puerta de Argentina, si hasta dijeron que Dios tiene su oficina
Con su despacho y mostrador.
Si tu esencia aun sigue intacta, de billares y cafés, de juego clandestino, de lustradores de zapatos por doquier.
De artistas por todas partes, de miseria que no se esconde, de bohemia donde te nombren
De calles sin ley.
Fuiste desde siempre generosa, al recibir hasta a los que te critican, fuiste siempre tan pero tan rica
Que te mereces todo mi amor.

Qué mas puedo decirte Buenos Aires querida, si sos parte de mi vida, y aunque a veces me queje por tanta porquería siempre se vuelve al primer amor.

pienso, siento y creo

Mi mano se mueve como mecánicamente, transmitiendo la emoción que brota de mi frente.
pienso en la risa que me curo el alma, siento la brisa que me mostró la calma,
pienso en las manos que aborreceré por siempre, pienso en los otoños que espere para verte.
pienso en la fatiga que me causa el movimiento, pienso en el orgullo que siento cuando pienso
pienso en la osadía de glorias pasadas, creo en la alegría que no pretende nada
pienso en la locura que algún día paso a verme, siento la frescura de ese campo tan verde
pienso que no siento, cuando nada me conmueve, siento que no pienso cuando salgo a ver si llueve.
siento la tristeza cuando cae de repente, pienso en la simpleza de una flor que florece.

lo sigo buscando

Me diste un trabajo y fue a destajo, me diste mañanas que no despertaron, me diste momentos tan fugaces como un rayo, me diste el tiempo pero no en que usarlo, me diste una sonrisa que no reía, me diste una cama de espinas, me diste un sueño pero no con que soñarlo, me diste alas para ser pájaro, ¿qué me diste? me pregunto, si aún lo sigo buscando.

pensando...

Pensaba que podía cambiar algo simplemente siendo yo
pensaba que podía...
pensaba, y al mismo tiempo comprendía que no.
Vinimos a este juego como cachorros ciegos en la madrugada, solo a salvo
por el amor maternal.
Podemos pasar sin pena ni gloria, lo que dure nuestra existencia
conformándonos con lo que nos dejan.
Y mientras tanto aquí estoy en mi pequeño círculo simplemente pensando...

"Argentina hay una sola" (escrita en invierno del 2001)

Bajo un cielo albiceleste, bajo el manto de María, las estrellas fueron guias, de tantos Hombres exponentes
Que su recuerdo esta latente, en la memoria mía.
Hombres que la acaudillaron, con su poncho a nuestra tierra, y fuera de toda miseria, fueron hombres que pelearon, San Martín, Guemes, Belgrano, son ejemplos de esta entrega.
Tanta sangre derramada, pa´ que vinieran los de afuera, sin permiso ni siquiera, estos piratas modernos, se llevaron el caudal, la robaron y era nuestra, la Gloriosa Perla Austral, hoy reclama nueva gesta.
Aun la llama esta encendida en este canto juvenil, que hoy pretende redimir, con este humilde homenaje, a tan hermoso paisaje de este suelo de marfil. Suelo que hoy es lastimado, por potencias extranjeras
que doblegan nuestro emblema para imponer sus ideales, no se olviden imperiales que en la Patria hay centinelas.

El Árbol y el Leñador (escrita allá por el 2000)

Y la noche se fue y la luna escapo con ella, solo quedo una estrella y sola se entristeció.

—La soledad no es siempre buena — decía el viejo leñador.

—Qué me hablas de soledad, que mejor compañía que la del que nos creó.

El leñador siguió su trabajo y el árbol murmuro por lo bajo una triste canción

—¿Por que estás triste?

—Es que solo estoy —, el árbol contestó—siento que me muero, ya no soy el de antes, mis raíces, mis semblantes, mi triste corazón. De joven yo era idealista, hoy solo un pesimista que solo se quedó.

—¿No me dijiste que la soledad no era mala? — preguntó el leñador.

—Intenté justificarme, eso pensaba antes, hoy solo estoy. Solo y cansado, mis brazos son pesados y me quema el sol. Me quema y me muero, madera seré de un triste fogón.

—¿Pero y tus ideales y las cosas que amabas?

—Se cayeron con mis hojas, se pudrieron con mis ramas, se quemaron con el sol. Además ya es suficiente se quebrantan mis cimientes sólo siento que me voy.

El leñador muy triste estaba, a este árbol él lo amaba, a este árbol lo cuidó. Y allí comprendió lo que al árbol lo mataba, envejecieron sus ramas y su fe se marchitó.